Locuras con Razón: Si no pedaleaba se caía

Lance Armstrong

Si se habla de Lance Armstrong se hace referencia al ciclista más importante de todos los tiempos, el único que ha ganado siete Tours de Francia, la carrera por etapas más importante del mundo. Sin dudas, Armstrong es parte del selecto grupo de deportistas idolatrados mundialmente. Su historia es, desde la raiz, la de un hombre que con la disciplina y el esfuerzo como ejes inquebrantables superó no sólo a sus rivales sino también a la adversidad.

El 2 de octubre de 1996 le diagnosticaron cáncer testicular. Tenía veinticinco años cuando esta afección estuvo a punto de matarlo: un coriocarcinoma muy avanzado se extendió por su abdomen, pulmones y cerebro, debió pasar por dos intervenciones quirúrgicas y cuatro ciclos de quimioterapia para librarse de él. 

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Desde niño se tuvo fe, confiaba en sus capacidades, estaba convencido que podía lograr lo que se propusiera. En referencia al papel que jugó su progenitora, Armstrong manifestó: “Ella me dio más de lo que cualquier profesor o padre me hubiera dado nunca, y lo hizo a lo largo de muchos años. Cuando se trataba de no tirar la toalla, de apretar los dientes y seguir hasta el final, sólo esperaba tener la resistencia y fortaleza de mi madre, una mujer soltera que con un hijo adolescente y un sueldo escaso salió adelante”.

Tour de France

Su vida deportiva no fue fácil, ha tenido que contraponerse a grandes escollos e impedimentos ya sean fisicos, mentales, emocionales y, tambien, sociales. Para triunfar tuvo que vencer al cáncer, al miedo, al dolor, a la muerte, al escepticismo y a la envidia. La prensa especializada en el ciclismo, particularmente la francesa, ha planteado, desde el momento en que ganó su primer Tour en 1999, que sus triunfos se debian al consumo de anabolicos y no a su trabajo y esfuerzo. Es mas, han llegado a decir que era tan habil que podia esquivar cualquier doping.

La autoimagen, la imagen que una persona posee de sí misma, es la más importante de todas las que tenga en su mente. Le fija límites a las metas que se ha propuesto alcanzar y le define lo que puede o no hacer. Determina los niveles de confianza que tenga e incide en el rendimiento que dé. La formación de una autoimagen realista y adecuada le permitirá a una persona convertir una dificultad en una oportunidad y constituye el punto de partida de una vida exitosa y feliz. Haber experimentado el éxito es básico para triunfar. Los recuerdos de los éxitos obtenidos actúan como “archivos de información” que le proporcionan a una persona la confianza requerida para encarar los problemas a los que se ve abocada.