lunes, 21 de noviembre de 2011

Causas y consecuencias de un Gran Hermano futbolero


En el libro ´1984´ de George Orwell, “El Gran Hermano siempre tiene la razón”, es algo superior a todos. Es aquello que controla cada movimiento y cada pensamiento de los miembros de la sociedad que dirige. Esto genera un conflicto intrapsiquico en las personas que son vigiladas por la telepantalla del Gran Hermano. Así la represión de sus deseos más profundos se hace piel en ellos. Solo les queda resistir. Su inconsciente se rellena de un sinfín de elementos guardados que salen al exterior en forma de actos fallidos, síntomas mentales y físicos, entre muchas otras cosas.

Esta parcial descripción de la novela de Orwell da lugar al paralelismo con el fútbol actual y sus principales actores. Los jugadores, de alguna u otra manera, son víctimas del negocio en el cual se ha convertido el deporte más popular del mundo. No podemos negar que, la mayoría de ellos, se vio favorecido por este gran circo pero siempre y cuando tengamos en cuenta solo el aspecto económico. Fuera de eso, y poniendo el ojo en la parte más personal de esos deportistas, todo esto los ha perjudicado. Los que más lo sufren son aquellos que no tienen la personalidad necesaria para poder afrontar este tipo de presiones o quienes no se animan a trabajar en sí mismos para poder adaptarse. Casos como los de Robert Enke y Mirko Saric (ambos se suicidaron), entre otros, son situaciones extremas a las que puede llegar un ser humano que se enfrenta a un caudal de presiones y de “vigilancia” difícil de soportar.


Los medios de comunicación, en muchos casos, cumplen el rol de Los policías del pensamiento (término utilizado por Orwell en su libro). Los directivos, de toda índole, son el ojo que todo lo ve. Hacen o deshacen. Prohíben o dejan que pase. Son intocables y manejan todo. Los hinchas, en su mayoría, son súbditos de los medios y entran en la vorágine propuesta por los dueños del circo. En la cancha ya no prima el buen juego y el fair play. Lo único que importa es ganar. No importa cómo ni a qué precio. Como varias veces se ha dicho, todo se transforma en una picadora de carne. Los futbolistas deben andar como soldados y respetar a rajatabla las condiciones impuestas desde más arriba. La telepantalla, observa todo. Todo lo superficial. Por dentro, suceden miles de otros acontecimientos que deben ser tratados con mayor cuidado y trabajados con mucha delicadeza. Hay que tener en cuenta, que los deportistas no son máquinas. Tienen sentimientos y pensamientos como todos los demás.

Si nos pusiéramos a analizar los hechos más trágicos de los futbolistas, veríamos que todos se generan, en algún punto, a partir de esta presión provocada por quienes manejan este gran negocio.

1 comentario:

  1. Correcciones:
    Cae un poco en los lugares comunes la relación que planteás.
    Bien de todos modos. Buscar vínculos más conceptuales.
    Fundamentar más profundamente.

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