lunes, 26 de septiembre de 2011

Locuras con Razón: Un futbolista Ultra-politizado

Si hablamos de futbolistas polémicos, no podemos dejar de nombrar al italiano Paolo Di Canio, uno de los niños mimados de la hinchada de la Lazio. Se destacó por su gran calidad técnica pero, más aun, por su reconocida inclinación fascista. Aquel recordado festejo, con la mano derecha en alza (en alusión al régimen liderado por Benito Mussolini), fue una clara muestra de su personalidad.



 La celebración de Di Canio con la camiseta lacial y frente a la Roma (el clásico rival), en la temporada 2004/2005, trajo mucha tela para cortar y lo posicionó en el centro de las críticas. Fue sancionado por La Federación Italiana de Fútbol con una fecha de suspensión y diez mil euros de multa. “El saludo era para mi gente. Con el brazo en alto no quiero incitar a la violencia y mucho menos al odio racial. Soy fascista, no un racista”, dijo, en aquel momento, el italiano.

Amores y odios. No había otra posibilidad. Muchos lo idolatraban, pero tantos otros querían verlo en lo más bajo. De hecho, en la Lazio (el club con el cual debuto en primera) fundó el grupo ultra Irriducibili, de corte neo-fascista. Di Canio exhibe tatuada en el brazo la palabra latina Dux, de la que deriva el adjetivo Duce (Jefe) adoptado por el dictador Mussolini.

Antes de ser futbolista, en plena adolescencia, era él quien ocupaba un hueco entre la facción más dura de los ultras del conjunto romano, adheridos a la extrema derecha. Quizá por eso, el partido ultraderechista Alianza Nacional propuso una colecta entre los aficionados para pagar la sanción que le impuso la federación italiana

lunes, 12 de septiembre de 2011

Locuras con Razón: Balada para un Gato

           Gastón El Gato Gaudio es uno de los pocos tenistas argentinos (junto con Guillermo Vilas, Gabriela Sabbatini y Juan Martín Del Potro) que ganó Roland Garros, el Gran Slam Francés que se juega sobre polvo de ladrillo. Sin lugar a dudas, Gaudio, quedará en la historia de este deporte por haber conseguido ese logro y por tener un revés envidiable y un talento que se posicionaba muy por encima de la media. Pero por otro lado, va a ser recordado por sus locuras, preferentemente, dentro de la cancha. Un jugador distinto por donde se lo mire. Diferente por sus dotes de habilidad y calidad a la hora de pegarle a la pelotita amarilla, pero también por sus reacciones y sus frases difíciles de localizar en el deporte blanco.



           Se notaba su autoexigencia de pies a cabeza. Él sabía que tenía las condiciones para ser uno de los mejores, pero su cabeza no se lo permitía. Constantemente pensando todo. Esas ideas que pasaban por su cabeza, eran escupidas hacia afuera por su boca. Todos los que mirasen a Gaudio, estarían esperando, además de ver buen tenis, ver un show. Gattone (como lo llama el periodista Juan Pablo Varsky) ha dejado frases inolvidables. Algunas muy divertidas y otras no tanto, pero que si las analizáramos en profundidad podríamos ver que no conforman un tema para reírse, sino una manía, un problema que Gastón nunca pudo superar y que lo llevó a decidir dejar el tenis profesional y comunicarlo publicamente el pasado 31 de agosto. "Me lo tomé bien. Pero también es muy difícil, es un deporte que hiciste toda tu vida y cuesta mucho dejarlo. Me siento afuera, puedo jugar torneos de exhibicion, pero ya no vuelvo más", contó el oriundo de Temperley. Como tambien dijo en reiteradas oportunidades: “Yo vivo del tenis porque me da de comer, no es mi vida”. Se nota que cuando puede demostrar lo que sabe, se divierte y disfruta, pero cuando no, sufre y lo expresa con dichos como, "¡Que mal que la estoy pasando!" (a esta altura, un clásico).


           Siempre es bueno mirar para adentro y tener autocrítica, pero pareciera que Gaudio superaba los límites. En distintas entrevistas ha llegado a reconocerse "pesimista" y a decir que el tenis era una de las peores cosas que le pasaron, pero jugaba porque, en algún punto, le gustaba practicarlo y hoy lo demuestra: "Al principio es complicado, son muchos años jugando y muchas alegrías y tristezas, pero ya pasó". Los altibajos eran constantes en la carrera profesional del Gato. Rotura de pantalones y raquetas podían esperarse en cualquier momento. Las discusiones y entredichos con árbitros de silla, alcanzapelotas o con los propios rivales, ayudantes o compañeros, eran cosa de todo los días. Siempre con sinceridad en el court y fuera de él. "¡Me quiero ir a mi casa! ¿Qué mierda hago acá, sufriendo con este tipo? ¿Para qué? ¿Con el sentido de qué? ¿De ganar 20 mil pesos más?". Ese era Gaudio como jugador de tenis, con amores y odios pero sin grises. Un deportista digno de encabezar la lista de Locuras Con Razón.

martes, 6 de septiembre de 2011

Pekerman: futbolista, taxista y entrenador.

José Néstor Pekerman jugó profesionalmente al fútbol en el club de sus amores, Argentinos Juniors, en los años setenta. De origen judío, practicó este deporte desde muy chico. Luego de su debut en la primera división, pasó a Independiente de Medellín donde jugó entre 1975 y 1978. Tuvo que dejar el fútbol por problemas en las rodillas. Volvió a la Argentina y debió trabajar como taxista para mantener a su familia en época de dictadura. Nunca bajó los brazos. Volvió a involucrarse en el ambiente del deporte más popular del mundo y presentó un proyecto para conducir las selecciones juveniles. Fue elegido y llevó a los pibes de nuevo a ganar títulos mundiales. Introdujo, también, un departamento psicológico (dirigido por Marcelo Roffé) a su cuerpo técnico para apoyar a los jóvenes jugadores del sub-20. Así, patentó un estilo y quedó en la historia.


El fanático del rugby, ¿es argentino?

Es sabido que el rugby, en nuestro país, es un deporte amateur con intenciones de convertirse en profesional. Más allá de eso, en aquel ambiente no logra unificarse una idea concreta. ¿Dejar el amateurismo provocará olvidar los orígenes y transformarse, de a poco, en algo similar al futbol? En reiteradas oportunidades, se dice que el hincha de fútbol es pasional y violento porque es el fiel reflejo de la sociedad argentina. Entonces, ¿el fanático de rugby no es argentino?

El Circulo Universitario de Quilmes enfrentó, el sábado 4 de septiembre, a Los Cedros por la séptima fecha de la reubicación del Grupo II del Torneo de la URBA (Unión de Rugby de Buenos Aires). El resultado fue un holgado 40 a 3 a favor de los locales, que dieron una cátedra en las canchas ubicadas en la ribera de Quilmes. El club estaba repleto de autos. Dentro de cada uno de ellos llegaban familias enteras, parejas y grupos de amigos de edades que iban desde los veinte hasta los setenta años.



El partido comenzaba a las 15.30hs, pero los fanáticos arribaban mucho más temprano. El sol se hacía presente y protagonista. El verde del césped se lucía y el día de invierno terminaba convirtiéndose en primaveral. Hombres de seguridad en la entrada saludaban amablemente a la gente que se acercaba a disfrutar. Sus caras reflejaban las ganas de pasar una jornada distinta y distendida. Seguramente querrían ver ganar a su equipo, pero pareciera que el resultado fuera algo meramente decorativo para ellos. En el predio del CUQ predominaba la tranquilidad. Mesitas repletas de gente almorzando al lado de la cancha 1, donde minutos más tarde jugaría la primera del club.

Una vez comenzado el partido, todos se acercaron a las vallas para acompañar a sus jugadores. Muchos de ellos familiares o amigos de los proyagonistas, otros nada mas ni nada menos que fanáticos. Toda la "violencia" se veia dentro del terreno de juego. Afuera reinaba la paz. Podían oirse gritos de aliento, pero nunca un insulto. ¿Será que viven en otro país? No, son argentino pero que en un contexto y un ambiente diferentes a los del fútbol actúan como si fueran extranjeros.