miércoles, 2 de noviembre de 2011

La persona detrás del futbolista

La labor de los psicólogos en los planteles de fútbol amateur o juvenil está totalmente documentada e instalada. No pasa lo mismo con el fútbol de alto nivel. La profesionalización de este deporte ha llegado a niveles en los que es necesaria la intervención de algunas ciencias, desde la nutrición hasta la educación física, la antropometría, la medicina y otras, se acercaron no sólo para mejorar esto que desde un tiempo a esta parte se ha convertido en un gran negocio, sino también para cuidar a los jugadores y brindar un poco de bienestar en el medio de algo que cada día se parece más a una selva.

Infinidad de veces, sobre todo en los últimos años, se ha escuchado por todos los rincones del ambiente futbolístico: “Messi no es el mismo en la Selección Argentina que en el Barcelona”. La mayoría de los periodistas especializados en el fútbol de alto rendimiento y, como consecuencia, la gente que consume todo lo relacionado con este deporte repiten esa frase cada vez que Lionel Messi se calza la celeste y blanca. De esta forma se inicia una lista de odiosas comparaciones relacionadas con el actual crack argentino. A partir de allí, no tardan en llegar las críticas y, en algunos casos, la falta de respeto para con el jugador, que más allá de eso, es una persona como lo somos todos nosotros. “Lio es el mejor jugador del mundo”, se llenan la boca y a los 15 minutos llegan los insultos. Esto no representa a todos, pero sí a una gran mayoría. Creen que es el salvador pero se olvidan que detrás de la estrella hay un ser humano con una historia de vida un tanto compleja, con presiones, con mucho estrés y que carga con una gran responsabilidad sobre su espalda.


Técnicamente, el estrés (stress) es un fenómeno que se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles. La persona se siente ansiosa y tensa. Diversidad de hechos que generen emociones, pueden causarlo. Éstas pueden ser positivas (salir campeón, ganar un partido, tener un buen rendimiento) o negativas (perder un partido, no rendir al nivel esperado, sufrir lesiones). Lionel Messi vive en Barcelona hace ya más de 10 años. Es su lugar en el mundo. En ese club logró sobreponerse a sus problemas de crecimiento. Esa institución se hizo cargo de su tratamiento hormonal luego de no haber encontrado respaldo en clubes argentinos como Newell´s Old Boys (de Rosario, su ciudad natal) y River Plate. La niñez no fue nada sencilla para el, hoy, astro futbolístico. “En Rosario, yo vivía como un chico normal. Nunca me sentí menos que nadie entre mis amigos del barrio, a pesar de mi pequeña estatura. Pero cuando vi a mis padres llorar por lo que habían dicho los médicos, entendí que algo malo pasaba con mi cuerpo”, le contó, en mayo de 2010, Messi al diario La Nación.
Es necesario tomar en cuenta ésta y muchas otras situaciones a la hora de juzgar a un deportista. Se destaca el caso de La Pulga por ser reconocido mundialmente pero, en mayor o menor medida, sucede lo mismo con muchísimos otros futbolistas que semana tras semana son puestos en un pedestal y, de un momento a otro, son arrojados a los lugares más profundos. Hay que dar mayor difusión a estos aspectos. No a contar intimidades sobre los protagonistas, sino a demostrar que antes y después de cada partido tienen una vida con cosas buenas y malas que pueden repercutir de forma positiva o negativa en su rendimiento dentro del campo de juego.

1 comentario:

  1. Correcciones:
    Bien el posteo como nota de opinión. Está bastante clara la postura, aunque no es muy novedosa.
    Los medios se citan en cursiva o negrita.

    Te falta, todavía hacer la nota con opinión. Ya se termina el cuatrimestre y tenés que ponerte al día con los trabajos que te faltan. Según mi registro te faltan: un posteo con noticias breves, una nota desde un detalle, un trabajo con tablas, varias secciones y publicar tus post en facebook. Ponete al día cuanto antes.

    El Banner hay que trabajarlo. La tipografía es chica y poco atractiva. La imagen de la derecha está mal, lo vimos en clase.

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